Si creían que la industria de los videojuegos había tocado fondo con su agenda «woke», prepárense para la verdad más cruda que les va a hacer vomitar el arco iris de la diversidad
The post USAID pagó a la prensa anti-gamer first appeared on Hércules. Resulta que USAID y otras agencias auditadas por DOGE han estado usando su dinero, bueno, el dinero de los contribuyentes estadounidenses, para financiar la putrefacción que se ha extendido como una plaga en los videojuegos durante años. Pero eso no es todo, porque las cosas se ponen aún más absurdas cuando miramos otros proyectos financiados por los contribuyentes.
Primero, tengamos en cuenta algunas de las joyas delirantes que han salido a la luz con este asunto. Por ejemplo, ¿sabían que el dinero del contribuyente ha financiado estudios sobre ratones transgénero? Sí, han gastado dinero de los contribuyentes en investigaciones para ver si se puede cambiar el género de los ratones. Como si no hubiera suficientes problemas, ahora también hay que preocuparse por la identidad de género de los roedores. Y no nos olvidemos de los perritos beagles, donde el dinero público ha financiado estudios donde estos pobres animales son sometidos a experimentos crueles, como ser mordidos por moscas portadoras de enfermedades para estudiar reacciones, todo en nombre de la «ciencia» y el «progreso». ¡Muy práctico para el bienestar global, seguro! Luego, tenemos el caso de Guatemala, donde USAID ha apoyado programas para cambiar el género legal de personas, como si cambiar el género fuera tan simple como cambiar una bombilla.
Your tax dollars were used to castrate mice and monkeys.
Only in America. @DOGE @GOPoversight pic.twitter.com/CDUAHBidOp
— Rep. Nancy Mace (@RepNancyMace) February 6, 2025
¿Qué tal el cómic trans que USAID decidió financiar con 32 mil dólares de los contribyentes en Perú? Porque, claro, lo que Perú realmente necesitaba no era infraestructura o educación, sino un cómic para promover la agenda transgénero. Porque en un país con tantos problemas, lo prioritario es asegurarse de que todos tengan claro que el género es fluido no binarie, ¿no?
| GRAVÍSIMO: El cómic q se referiría la secretaria de prensa de EEUU, Karoline Leavitt, es «El poder de la educación» una lectura de 3 comics lgbt q USAID financió con $32 MIL.
En los próximos días estarán exponiendo más financiamientos en Perú. Los caviares están temblando pic.twitter.com/0g2eKpvnDn
— Carlo Martin (@Liberfach0) February 3, 2025
Y, para sumar a la locura, no podemos olvidar la «ayuda humanitaria» en forma de preservativos para Gaza. Porque, claro, en medio de un conflicto, lo más urgente es asegurarse de que todos tengan protección para sus actividades nocturnas. ¡Eso sí que es priorizar lo importante!
Dinero público para difamar a los gamers
Ahora, volviendo a los videojuegos, ¿recuerdan Gamergate? Si no lo recuerdan, les doy un breve resumen: Gamergate fue la respuesta de los gamers a la infiltración de la agenda «woke» en los juegos, donde los medios y ciertos «activistas» intentaron demonizar a los jugadores por no querer que su hobby se convirtiera en una plataforma para la propaganda de género y política. Fue una guerra cultural donde los jugadores se defendieron contra la corrupción en el periodismo de videojuegos, la censura y la imposición de una ideología que no pedimos.
Pero aquí es donde el asunto se pone aún más interesante: USAID no solo ha metido sus dedos en el pastel de los juegos, sino que también ha financiado a Politico, un medio de comunicación que ha sido uno de los principales promotores de la narrativa «woke» en los videojuegos. Según se informa, USAID ha desembolsado 8 millones para que Politico escriba artículos que difaman a los jugadores, describiendo Gamergate como una campaña de acoso y desinformación mientras promueve la diversidad y la inclusión como la solución a todos los males del mundo de los videojuegos. Esto muestra claramente cómo nuestro dinero está siendo utilizado para manipular no solo los juegos, sino también la percepción pública sobre ellos.
Naw, that can’t be true…*searches*
Holy Sh*t!
USAID paid Politico to have Gamergate smeared! https://t.co/KGGFZwxaCX pic.twitter.com/q1VnYwdEfz
— Grummz (@Grummz) February 6, 2025
People have wondered if our tax dollars were used to promote wokeness in video games, and the answer is YES.
USAID paid Politico millions per year to write pieces like this one, which promotes “diversity” and describes Gamergate as a “disinformation” and “harassment” campaign. https://t.co/VEIdGN2DvB pic.twitter.com/4647tVXKQK
— Sólionath (@Anarseldain) February 6, 2025
La ironía es que ahora, con Trump cortando fondos a todas estas tonterías de DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión), vemos que el dinero estaba siendo usado para manipular incluso la industria de la prensa de videojuegos. ¿Y qué pasa si te atreves a criticar un juego malo? ¡Ah, claro! Eres un «misógino», un «fascista» o cualquier otro insulto de moda para quienes se atreven a no comulgar con la rueda de molino «woke»
Pero no nos engañemos, esto no es solo una cuestión de videojuegos. Es un síntoma de una enfermedad mayor que infecta todo el entretenimiento y la cultura pop. ¿Criticar una película de Disney? Eres un «intolerante». ¿Un juego falla? Seguro que es por acoso de de «alt-right» que hace review bombing. ¡Qué conveniente!.
Como habréis notado en los últimos años, la prensa de videojuegos ha caído tan bajo que sus reseñas son ahora más bien señales de advertencia. IGN y otros similares dan altas puntuaciones a juegos que son pura propaganda de la «inclusividad», como si eso hiciera los juegos mejores. ¿Recuerdan cuando IGN le dio un 7/10 a un juego financiado por la Unión Europea solo porque promocionaba la diversidad? Sí, esa es la calidad de periodismo que tenemos ahora.
Pero, vamos, esto no se trata solo de juegos; es sobre cómo los gobiernos y corporaciones están manipulando lo que consumimos para empujarnos hacia una agenda política específica. Y lo más sarcástico de todo es que, aunque estos juegos son una basura, se sigue financiando esta mierda porque, ¿por qué no? Siempre hay alguien dispuesto a gastar dinero en tonterías si se les vende como «progreso».
La sombra de la duda sobre Anita Sarkeesian
Y hablando de especulaciones, ¿qué pasa con «Feminist Frequency» de Anita Sarkeesian? Aunque no hay pruebas directas, los rumores en la red sugieren que USAID podría haber metido su cuchara en este pastel. Es decir, podríamos estar frente a otro caso de dinero publico financiando propaganda bajo la máscara de «educación» o «empoderamiento». Pero, como siempre, hasta que no se confirme, todo esto es solo una especulación – aunque, conociendo a las feministas y como parasitan dinero público, no sería la primera vez que nos sorprenderían con algo así.
Si se fijan en la financiación encontrada en la web de USAID a “feminist frequency” los fondos recibidos por el gobierno, son de 0$. Pero llevamos el suficiente tiempo conociendo el modus operandi de esta casta parasitaria como para no sospechar que esos 235.000$ no hayan sido donados por asociaciones que sí que recibieron el dinero de los contribuyentes de forma indirecta.
Financiación directa para narrativas sesgadas: la estrategia de la izquierda
La conclusión es clara: estamos en medio de una batalla por la integridad de un entretenimiento que amamos, donde el dinero público se gasta en promover agendas que no siempre reflejan los intereses o deseos de la comunidad de jugadores. Mientras el «wokeismo» intenta adueñarse de nuestra hobby, la resistencia de los gamers se hace más fuerte, recordándonos que los videojuegos son arte, son diversión, son nuestra escapatoria, no un campo de batalla para ideologías políticas forzadas.
Es hora de que despertemos, de que abramos los ojos a esta manipulación encubierta y demandemos que los juegos vuelvan a ser lo que siempre debieron ser: una experiencia libre de agendas, donde la diversión y la creatividad no estén atadas a la cuerda de la política identitaria. Hasta que llegue ese día, seguiremos luchando, seguiremos jugando, pero siempre con un ojo crítico hacia aquellos que quieren cambiar el juego para siempre, no en favor de la diversión, sino de su propia agenda.
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