Xi Jinping endurece su puño de hierro: purgas en el ejército chino bajo el pretexto de la anticorrupción

Xi Jinping continúa usando la lucha anticorrupción como instrumento de poder, removiendo incluso al segundo del ejército. El trasfondo político de las purgas refleja una estrategia de control interno frente a desafíos externos
The post Xi Jinping endurece su puño de hierro: purgas en el ejército chino bajo el pretexto de la anticorrupción first appeared on Hércules.  China vive una etapa marcada por convulsiones externas e inestabilidad interna. Mientras el régimen de Xi Jinping responde a la ofensiva económica lanzada por Donald Trump, al interior del país se intensifican las maniobras para consolidar el poder dentro del sistema autocrático. En este contexto, Xi mantiene intacta su estrategia de purgas bajo la bandera de la lucha anticorrupción. Tras haber apartado del poder a los exministros de Defensa Wei Fenghe y Li Shangfu, ahora la limpieza alcanza al segundo al mando del Ejército Popular de Liberación. Su caída parece fruto de un operativo cuidadosamente ejecutado desde las cúpulas del Estado. La señal más clara de su destitución ha sido, como tantas veces en el autoritarismo chino o ruso, una serie de ausencias significativas.

He Weidong, quien también era vicepresidente de la Comisión Militar Central (CMC), no participó en el simbólico evento de siembra de árboles liderado por Xi Jinping a inicios de abril. Su falta resultó reveladora: según el periódico singapurense Lianhe Zaobao, la ceremonia ha contado sin excepción con todos los altos mandos militares durante más de cuatro décadas. A ello se sumó su ausencia en una relevante cumbre del Partido Comunista, donde se dieron cita las figuras clave del aparato político y militar. Desde comienzos de marzo no se le ha visto en público, lo que confirma la pérdida de su cargo como segundo general del ejército.

Según el Financial Times, que cita a cinco fuentes cercanas al caso, He Weidong habría sido apartado por causas vinculadas a la corrupción, y estaría siendo interrogado por las autoridades. El investigador Neil Thomas, del Asia Society Policy Institute, considera que el caso demuestra la determinación de Xi en su cruzada por limpiar al ejército. Además, resalta que se trataría del militar de más alto rango depurado desde 1967, lo que acentúa la dimensión histórica del hecho. Según Thomas, el objetivo no es solo modernizar las capacidades militares de China para operar más allá de sus fronteras, sino también garantizar que el ejército siga alineado con la estrategia interna del presidente.

La lucha contra la corrupción, sin embargo, también actúa como herramienta para reafirmar el control político de Xi sobre las élites. En su discurso del XX Congreso del PCCh en 2022, advirtió que la batalla contra la corrupción debe ser constante: “No podemos permitirnos ni un solo instante de relajación”, dijo. Desde entonces, las cifras se han disparado. El South China Morning Post, periódico afín al poder, reportó que en 2024 ya se han disciplinado 889.000 miembros del partido, un aumento abismal frente a los 182.000 de 2013, según datos del Comité Central de Inspección Disciplinaria (CCID). Solo en el último año, 92 funcionarios de nivel viceministerial fueron investigados, 25.000 se entregaron voluntariamente y 91.000 admitieron su culpabilidad, detalló el medio.

Pese a que la corrupción es un problema estructural en China, la campaña contra ella se encuentra fuertemente politizada. En un sistema donde las fronteras entre el poder político y los negocios estatales son borrosas, el CCID actúa muchas veces como ejecutor de la voluntad presidencial. Jingyuan Qian, politólogo de la Universidad de Chicago, explicó al SCMP que esta oficina responde directamente al liderazgo del partido. Su jefe actual, Li Xi, es un estrecho colaborador de Xi Jinping, lo que refuerza la visión de que la cruzada anticorrupción también es una purga selectiva.

No se puede desligar este contexto interno del escenario internacional. Las tensiones económicas y los altos aranceles impuestos desde Washington impactan el tejido social chino, generando incertidumbre. Ante este panorama, Xi podría estar optando por cerrar filas, fomentar una narrativa nacionalista y reafirmar su autoridad mediante la disciplina interna. Según Neil Thomas, el Ejército Popular de Liberación no solo es una fuerza defensiva: es el principal respaldo del Partido Comunista frente a turbulencias internas como las provocadas por la guerra comercial. Por eso, en tiempos de crisis, los militares se convierten en el núcleo del poder en China.

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