Un joven inglés marcó un antes y un después en la historia de la lengua griega
The post El descubrimiento del silabario micénico first appeared on Hércules. La civilización micénica se enmarca dentro de lo que muchos investigadores califican como «Edad de Bronce». Su zona geográfica se extiende por diversos puntos en torno al mar Egeo, mayormente en Creta y la Grecia continental, puesto que se trató de una talasocracia dominada por las rutas comerciales. Sin embargo, su lengua ha estado rodeada de enigmas.
Las potencias inglesas unidas
En el siglo XIX, gracias a la labor del arqueólogo Schliemann, se descubrió no solo el emplazamiento de la ciudad de Troya, sino también una serie de tumbas en Micenas con predominante lujo, donde se debe destacar el hallazgo de la máscara de Agamenón. No obstante, tras el descubrimiento de miles de tablillas en otro tipo de escritura en la isla de Creta por Arthur Evans, se desarrollaron dos focos importantes en la investigación de estas mismas a lo largo del siglo XX: uno en Estados Unidos encabezado por Alice Kober y por Emmett L. Bennett jr., y otro en Inglaterra por Michael Ventris y John Chadwick.
La primera en solucionar el problema de la escritura fue Kober mediante la determinación de su naturaleza de lengua flexiva y la distinción en género masculino y femenino, pero no prosiguió por su prematura muerte de cáncer de pulmón. Por otro lado, Bennett se encargó de ordenar los signos de manera numérica y de la diferenciación de las diversas categorías de signos. Ventris se sirvió de estos estudiosos para, finalmente, en 1952 descifrar el lineal B y comunicarlo en una radiofonía, la cual escuchó Chadwick y se puso en contacto con él mediante carta, lo que derivó en 1953 en un artículo conjunto denominado «Evidence for Greek Dialect in the Mycenaean Archives» en Journal of Hellenic Studies y en 1956 el libro conjunto Documents in Mycenaean Greek. Por desgracia, Ventris tuvo una vida corta y no vio el libro publicado semanas después debido a un accidente de coche que le ocasionó la muerte con tan solo 34 años.
Como curiosidad, adjuntamos los siguientes enlaces donde se recogen esta correspondencia Ventris-Chadwick (The Ventris-Chadwick Correspondence | Faculty of Classics) y el fragmento de la BBC en el que Ventris comenta la descodificación del lineal B: (AUDIO) Michael Ventris talking about the decipherment of Linear B (1st July 1952, BBC Radio).
Soporte y contenido
El material empleado para la escritura es, principalmente, la tablilla en cera, aunque también en bronce, pero menos abundante, y hay otros soportes como la cerámica (pintada), las etiquetas de almacenaje o sellos. Podemos hallar dos tipos de formato: las de «hojas de palmera», utilizadas para textos de extensión muy corta, y las de «formato de página», rectangulares, de mayor tamaño, y su desarrollo puede continuar en otro documento. A causa de los incendios que destruyeron el palacio de Cnosos (ca. 1425-1385 a.C. y otro entre 1300-1200 a.C.) y de Pilo (ca. 1200 a.C.), conservamos las tablillas cocidas referentes a esos años.
El contenido de las mismas tablillas suele ser de tipo administrativo y contable, sin poder corroborar los acontecimientos de los poemas homéricos, aunque también advertimos la presencia de menciones que nos ayudan al conocimiento de la sociedad (wa-na-ka, ἄναξ, rey), la religión (registro de las ofrendas a dioses como Zeus, Poseidón o Atenea) o guerra (armas como los carros).
La desaparición de esta sociedad sigue siendo un misterio: por un lado, Heródoto y Tucídides nos narran que fue debido a una invasión doria, por otro, existen teorías como catástrofes naturales (terremotos), cambio climático o revueltas internas por una posible lucha de clases entre las diferentes categorías de la población. Por el momento, no cabe duda de que el lineal B ha contribuido no solo a la lingüística griega, sino también al asentamiento de las bases para otros sistemas de escritura todavía no resueltos como el lineal A de la civilización minoica.
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