Cónclave, Papa y democracia

El siglo XX ha sido el siglo de la secularización, pero el ser humano está sediento de trascendencia, y el catolicismo puede y debe saciar esa sed
The post Cónclave, Papa y democracia first appeared on Hércules.  El pasado lunes fallecía Su Santidad el Papa Francisco. Para todo católico, es un momento de tristeza profunda, pero también de esperanza por ver quién será la nueva cabeza de la Iglesia. El papado de Francisco ha sido un papado muy controvertido, alabado por muchas personas de izquierdas, y criticado por muchas personas de derechas. Tras su muerte, el debate sobre su figura y trayectoria ha salido de nuevo a la luz, pero, lo cierto, es que creo que el Papa ha sido “víctima” de la extrema politización social en la que nos encontramos en la actualidad.

Las redes sociales, como no podía ser de otra manera, se han llenado de vaticanólogos, conclavologos, y demás expertos en teología. Pero ¿Quién es el Papa?, es una de esas figuras que todo el mundo conoce, pero tampoco sabría definir muy bien, algo que ocurre con muchas cosas y figuras que nos rodean en nuestro día a día. El Papa es el representante de Dios en la tierra, Sucesor de Pedro y cabeza visible de la Iglesia, mientras que la cabeza invisible de la Iglesia sería Jesucristo. El término pontífice (en latín pontifex), originalmente significaba “constructor de puentes”, entendido espiritualmente en el sentido de que el Papa debía servir de conexión entre la presencia invisible de Cristo y su cuerpo visible, la Iglesia. Sobre el Papa hay muchos mitos, entre ellos la infalibilidad, que sí, existe, pero no significa lo que todo el mundo cree. También se tiene la creencia de que es el Espíritu Santo es quién elige al Papa, y es incorrecto.

Dicho esto, el próximo Cónclave se ha politizado de una manera terrible. El Cónclave es el nombre que recibe la reunión del Colegio Cardenalicio de la Iglesia Católica para elegir un nuevo Papa. Han salido a la luz representaciones de una especie de parlamento, en la que se representan las distintas “sensibilidades” de los cardenales (progresistas, moderados, conservadores…), algo así como si el Cónclave fuera la concejalía de Albacete, un auténtico despropósito. Las redes sociales permiten que todo el mundo opine de todo, y no digo que esté mal, pero da pie a que se digan auténticas barbaridades.

No podemos pensar en el cristianismo en clave política, ni tampoco en el Cónclave como unas elecciones municipales. Eso no quiere decir que no haya conspiraciones o posibles corruptelas en estas elecciones, estamos hablando de seres humanos y, posiblemente, las haya. Pero la democratización de la sociedad nos ha llevado a pensar que podemos empezar a hacer “campaña” política por un cardenal, como si nuestra opinión importara lo más mínimo, gracias a Dios. Los Papas se van, pero la Iglesia permanece. No podemos utilizar los mismos parámetros para comparar una institución de más de dos mil años y un gobierno nacional cualquiera.

En lo personal, creo que Francisco no fue un rojo comunista peligroso, ni tampoco un adalid del mundo woke. A la izquierda le sorprendió que el Papa hablara de los pobres, cuando la Iglesia siempre ha estado al lado de los pobres. A la derecha le sorprendió que el Papa hablara de justicia social, cuando siempre lo ha hecho.

Creo que el mejor mensaje que nos dejó Francisco es que la Iglesia y Cristo es amor, además su gran trabajo en la evangelización de África, donde el número de creyentes crece día a día. Bajo este papado hemos tenido gran cantidad de conversos, de hecho, la última Semana Santa hubo más de 10.000 bautizos de adultos en Francia. El siglo XX ha sido el siglo de la secularización, pero el ser humano está sediento de trascendencia, y el catolicismo puede y debe saciar esa sed.

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