Para que un cuento pueda entrar en la categoría de “cuento de Navidad” debería reunir una serie de ingredientes muy concretos. Para empezar, un abeto, luces y turrón. Este que os transcribo ahora me lo contaron el verano pasado y no tiene nada de eso.
Para que un cuento pueda entrar en la categoría de “cuento de Navidad” debería reunir una serie de ingredientes muy concretos. Para empezar, un abeto, luces y turrón. Este que os transcribo ahora me lo contaron el verano pasado y no tiene nada de eso.

