Tras ocho años de silencio, el tres veces ganador de un Oscar vuelve al plató dirigido por su hijo Ronan, en la película Anemone. Una historia de guerra y herencia, pero sobre todo de padres e hijos: «No había necesidad de explorar nuestra relación. Surgió por sí sola, como todo lo auténtico»
Tras ocho años de silencio, el tres veces ganador de un Oscar vuelve al plató dirigido por su hijo Ronan, en la película Anemone. Una historia de guerra y herencia, pero sobre todo de padres e hijos: «No había necesidad de explorar nuestra relación. Surgió por sí sola, como todo lo auténtico»


