José J. Sanmartín: “Asumir el hecho cenital de la causa real del apagón comportaría exigir responsabilidades”

«Marruecos también es aliado indispensable de Estados relevantes en materia de Seguridad, Defensa e Inteligencia. Actualmente, Rabat ha logrado avanzar de manera sustancial en su poder geopolítico. Nuestros hermanos marroquíes lo han hecho bien en ese ámbito. España no.»
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El profesor José J. Sanmartín, de la Universidad de Alicante, sabe cosas. Seguramente más por lo que calla que por lo que dice. En un tiempo en el que proliferan los expertos es interesante hablar con un docente de Derecho Internacional que tiene conocimiento de lo que habla. No tiene el aura del pequeño Nicolás, pero tiene más contactos en el CNI que él. Sanmartín compagina su labor investigadora con la de Presidente, Radix Intelligentia y de miembro del Consejo Asesor de Harvard Business Review.

¿Nos han contado la verdad sobre las causas del apagón?

No se puede. A veces, la verdad es subversiva. Asumir el hecho cenital de la causa – real- del apagón comportaría exigir responsabilidades- y aplicar penalizaciones- contra quiénes más se teme.

Resulta curioso el papel de auxilio de Marruecos, teniendo en cuenta que diferentes voces autorizadas lo han visto como una amenaza, ¿no?

El Reino de Marruecos es un vecino y un aliado, que ha obtenido probablemente demasiado del actual Gobierno español. Es interés de los dos países mantener las mejores relaciones posibles, respetando la soberanía de cada uno. Marruecos también es aliado indispensable de Estados relevantes en materia de Seguridad, Defensa e Inteligencia. Actualmente, Rabat ha logrado avanzar de manera sustancial en su poder geopolítico. Nuestros hermanos marroquíes lo han hecho bien en ese ámbito. España no.

¿Puede volver a pasar algo parecido o ha sido un caso aislado?

Obviamente, puede suceder otra vez, y peor. El colapso se produjo en un contexto más o menos moderado. No era la peor hora del día, no había un volumen de tráfico ni de consumo gigantesco, etc. Pero las causas inductoras del apagón se mantienen. Y eso es lo preocupante; el apagón fue un aviso a navegantes, procedente supuestamente de alguien que no es enemigo de España, pero que debía aplicar una penalización contra lo percibido como una afrenta abominable.

¿Es España un país igual de seguro que hace veinte años?

En materia energética existen nuevas necesidades. Hace falta una Inteligencia Energética exhaustiva que aplique de manera asertiva los criterios rectores en materia de Seguridad Nacional. Resulta indispensable una mayor autonomía en la producción de nuestra propia energía, así como una diversificación inteligente de los recursos que se deban adquirir en el exterior.

¿Qué ha pasado para que haya aumentado esa inseguridad?

Como implacable norma de oro, la politización de los cuadros directivos en Seguridad, Inteligencia y Defensa, con sus derivadas en empresas mixtas y asociadas, siempre debilitan las capacidades en esa área. Es preciso que regresen a los puestos directivos los verdaderos expertos en cada materia. El perfil técnico debe imponerse como necesidad urgente. Los políticos tienen otros cometidos, igualmente relevantes, pero como ya expresó el maestro Weber se trata de tareas distintas. Si establecemos la hipótesis de un sofisticado ataque contra el sistema energético español, la coyuntura no podía ser más favorable para los agresores. Los verdaderos expertos apenas desempeñan funciones directivas, pues han sido relegados a meros asesores o a cuadros medios en la jerarquía. Lo primero que debe hacer un enemigo es evaluar la calidad directiva e intelectual de la cadena de mando. Si el nivel fuese alto, hay que dedicar tiempo y recursos a debilitar esa estructura, rebajando su calidad, hasta hacerla vulnerable gracias a la expulsión de los aptos y a la inclusión de los ineptos. El hecho de haber sido elegido por el pueblo no comporta una transmisión fulminante de conocimientos y habilidades. Eso quizá sirva para la política, para marcar las orientaciones generales, pero no para asuntos extremadamente complejos y técnicamente exigentes. Hay que volver a la meritocracia, por pura necesidad en nuestra Seguridad Nacional.

¿Es casualidad que hace unas semanas desde Europa nos animasen a tener un kit de supervivencia y ahora ocurra lo del apagón?

Esa recomendación tuvo su origen en otras causas. Las previsiones entonces (y ahora) conducían hacía escenarios de presiones por parte de fuentes hostiles. Su propósito era generar disrupción y tensión en la sociedad civil. Esa amenaza anti occidental persiste, más no han sido (esta vez) los responsables del apagón del 28 de abril de 2025 en España.

¿Tiene España enemigos?

Por supuesto que España tiene enemigos, y de distintos perfiles. Sufriremos ataques híbridos e, incluso, guerras psicológicas no declaradas. De hecho, algunas agresiones de naturaleza exploratoria ya han comenzado. Los procesos de colonización de vectores clave en nuestra Economía también lo han sido. Algunas campañas desinformativas también obedecen a esos intereses. La situación de la política en España favorece el resurgimiento de problemas por doquier; los cuales quedan alimentados por los que aspiran a un debilitamiento máximo de España.

¿Está siendo acertada la diplomacia española?

El prestigio de la diplomacia española está plenamente justificado. La calidad de los diplomáticos de carrera es magnífica, pero no disponen de todos los medios que necesitan. Aparte de que la politización que pueda darse en la cúpula ministerial -aquí también, como en cualquier otro ámbito estratégico del Estado- reduce la efectividad de nuestra diplomacia. La credibilidad lo es todo en las relaciones internacionales.

¿Qué posición debería tomar España a nivel internacional?

España es una democracia constitucional que pertenece a la coalición occidental y a la familia hispánica de naciones. Un país occidental e hispánico; ambas dimensiones son indispensables y complementarias. España debe avanzar en las dos direcciones, haciéndolas converger en positivo. OTAN, Unión Europea, por supuesto que sí, así como a favor de la comunidad iberoamericana, a la que nos debemos también, junto al eje mediterráneo. Nuestras posiciones geopolíticas deben regirse por un criterio que aúne lo posible a corto plazo y lo previsible a largo plazo. Toda acción buscará evaluar los réditos para España y sus aliados, así como los costes para los que nos quieran perjudicar. La política exterior de un país se basa en un equilibrio entre la defensa de sus intereses nacionales y el mantenimiento de un orden internacional que facilite la estabilidad pacífica y la economía productiva.

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