Los pendientes de concha con espirales y turquesas en cabujón llegaron al joyero de la duquesa de Windsor a mediados de los años 60. Formaron parte de una espléndida colección a la altura de su historia: la de la divorciada estadounidense por la que abdicó Enrique VIII.
Los pendientes de concha con espirales y turquesas en cabujón llegaron al joyero de la duquesa de Windsor a mediados de los años 60. Formaron parte de una espléndida colección a la altura de su historia: la de la divorciada estadounidense por la que abdicó Enrique VIII.

