Vivimos en un mundo impredecible, lleno de eventos que escapan a nuestro control. Un comentario hiriente, una reunión inesperada, un atasco de tráfico o un plan que se canceló pueden hacernos sentir ofendidos o frustrados, cediendo nuestra paz interior ante las circunstancias. Sin embargo, hace casi dos mil años, el filósofo estoico Epicteto legó una
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Sin embargo, hace casi dos mil años, el filósofo estoico Epicteto legó una frase revolucionaria: “No son las cosas las que nos perturban, sino nuestras opiniones sobre ellas”. Entonces, el verdadero problema es la historia que nuestra mente construye, y no tanto el evento externo. Y si nosotros creamos la historia, también tenemos el poder de cambiarla.
El ritual de 2 minutos para cuidar tu tranquilidad
La frase de Epicteto y su filosofía estoica puede ponerse en práctica en la vida diaria. Puedes realizar este simple ritual durante las mañanas (pensando en situaciones que deberás atravesar durante el día) o cuando algo te moleste. Te ayudará a entrenar tu mente para afrontar el día con mayor serenidad, incluso antes de que ocurran los desafíos.
1. Separa el hecho de la historia
Piensa en un posible desafío que puedas enfrentar hoy. Ahora, descríbelo de la forma más neutral y objetiva posible.
- En lugar de: “tengo una reunión horrible con mi jefe”, el hecho es: “mi jefe ha convocado una reunión a las 11:00”.
- En lugar de: “mi familiar me volverá a criticar”, el hecho es: “veré a un familiar que en el pasado ha hecho comentarios críticos”.
<blockquote class="in-text">Este primer paso crea una distancia crucial entre el evento y tu reacción.</blockquote>
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2. Identifica tu juicio o interpretación
Ahora, piensa en la opinión que tu mente está añadiendo al hecho. Esta es la verdadera fuente de tu perturbación o enojo.
- Si verás a un familiar que ha hecho comentarios críticos sobre tu imagen, podrías pensar: “me atacará de nuevo. No me valora”.
- Si el hecho es que tienes una reunión a las 11:00, es posible que tu mente piense: “seguro que es para darme malas noticias. Esto va a ser un desastre”.
<blockquote class="in-text">Reconocer que este juicio es una construcción de tu mente, y no una verdad absoluta, es un gran paso para empezar a recuperar el poder.</blockquote>
3. Decide si depende de ti
Esta es la herramienta estoica fundamental. Una vez que hayas evaluado el hecho y tu juicio, hazte la pregunta más importante: “de esta situación, ¿qué parte depende de mí y qué parte no?”.
- De la reunión con tu jefe, no depende de ti haberla organizado. Pero sí depende de ti tu preparación, puntualidad y capacidad para escuchar con calma. Entonces, lo que puedes proponerte hacer es una acción mínima: “hoy me centraré en escuchar y responder de forma constructiva”.
- En el caso del comentario de tu familiar, no depende de ti lo que la otra persona diga, pero tu decisión puede ser no tomarlo como algo personal y establecer un límite con amabilidad. Puedes pensar: “si hace un comentario crítico, responderé con un simple ‘gracias por tu opinión’ y cambiaré de tema”.
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¿Significa que debes reprimir tus emociones?
Este es un malentendido común. El objetivo no es volverse una persona insensible. La práctica estoica no consiste en suprimir esa emoción, sino en olvidarte de alimentarla con juicios catastróficos.
Es evidente que sentirás una punzada inicial de enfado o decepción. Sin embargo, se trata de reconocer el sentimiento, y luego usar la razón, para elegir una respuesta sabia en lugar de dejarse arrastrar por una reacción automática. Cada vez que practicas, fortaleces tu capacidad para crear un pequeño espacio entre lo que sucede y cómo reaccionas. Es en ese espacio donde reside tu libertad.
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