Los problemas internos económicos de China: desaceleración, crisis inmobiliaria y creciente desempleo

Estados Unidos intensificó su ofensiva arancelaria contra China, mientras la economía china enfrenta serias dificultades, como una desaceleración económica, desempleo juvenil y protestas. Además, el PCCh sigue lidiando con la corrupción y la ineficacia gubernamental a pesar de las sanciones a funcionarios.
The post Los problemas internos económicos de China: desaceleración, crisis inmobiliaria y creciente desempleo first appeared on Hércules.  Estados Unidos ha lanzado una serie de medidas arancelarias contra varios países y, tras imponer un arancel recíproco del 34% a China, amenazó con aplicar tarifas adicionales sobre los productos estadounidenses. El expresidente Donald Trump advirtió que, si China no eliminaba sus aranceles de represalia, se aplicaría un nuevo gravamen del 50% sobre las importaciones chinas a partir del 9 de abril, y que se suspenderían por completo las conversaciones solicitadas por el gobierno chino.

En su informe más reciente, la Oficina de Seguridad Nacional de EE. UU. señaló que China enfrenta múltiples desafíos, como la desaceleración económica, altos niveles de corrupción y un aumento de las protestas sociales. La elevada tasa de desempleo juvenil sigue siendo una preocupación crítica, intensificando el clima de pesimismo entre la población, y alimentando fenómenos sociales como la actitud de “acostarse” (resignación pasiva) y el deseo de “escapar” del entorno actual.

El 9 de abril, el Comité de Asuntos Exteriores y Defensa Nacional del Yuan Legislativo convocó a los responsables de las agencias de inteligencia relevantes para presentar el “Informe de negocios de la Oficina de Seguridad Nacional y Trabajo de Inteligencia Nacional”, con el fin de responder a las inquietudes planteadas. Este informe ha sido enviado al Yuan Legislativo y ofrece un análisis exhaustivo de la situación económica y social en China.

Según dicho informe, organismos internacionales como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han reducido sus previsiones de crecimiento para China, situándolas entre el 4,0% y el 4,6% para 2025, por debajo del objetivo del Partido Comunista Chino (PCCh), que aspira a alcanzar un crecimiento del 5%.

Creciente desempleo y protestas públicas

Este bajo rendimiento económico se atribuye a factores como el exceso de capacidad productiva, la deflación, la debilidad del consumo y la inversión, así como a la continua salida de capital extranjero. La inversión extranjera directa neta para 2024 se estima en tan solo 4.500 millones de dólares, la cifra más baja desde 1998.

La Oficina de Seguridad Nacional también alertó de que la economía china, bajo la gestión del Partido Comunista Chino (PCCh), mantiene una trayectoria de crecimiento lento. Los sectores afectados por recortes y retrasos salariales han aumentado significativamente, impactando no solo a trabajadores migrantes, sino también a funcionarios públicos, personal médico y empleados del sector financiero.

En lo que va de 2024, se han registrado más de 3.000 protestas públicas, de las cuales más del 75% estuvieron relacionadas con violaciones de derechos económicos. Las manifestaciones se han extendido por numerosas provincias y ciudades, abarcando desde el sur hasta el norte del país.

La elevada tasa de desempleo juvenil continúa agravando el sentimiento de frustración y desesperanza, lo cual se refleja en actitudes como el “acostarse” (renuncia pasiva) o el “escapar” de la realidad. Estas sensaciones también se expresan simbólicamente a través de fenómenos culturales como la “Acción de Kaifeng de Cabalgata Nocturna” y los disfraces de Halloween, usados como una forma de catarsis emocional. Todo este contexto incrementa el riesgo de que los problemas económicos y sociales del régimen chino se intensifiquen.

Además, la debilidad económica ha impactado negativamente en los ingresos fiscales de los gobiernos locales, elevando sus niveles de deuda. Esta situación ha llevado a medidas drásticas como arrestos a empresarios privados y congelamiento de activos de empresas extranjeras para captar recursos, generando desconfianza en el gobierno y frenando nuevas inversiones privadas.

En cuanto a la lucha contra la corrupción, la Oficina de Seguridad Nacional informó que cerca de 890.000 funcionarios han sido sancionados en el último año, incluidos 73 altos cargos de nivel provincial y ministerial, lo que representa el mayor número desde que Xi Jinping asumió la presidencia.

No obstante, pese a la magnitud de esta campaña, se han evidenciado otras deficiencias de gobernanza, como la “inacción” y el “formalismo” entre funcionarios, lo que ha limitado la eficacia del aparato estatal.

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