​Gene Hackman, homenajeado por Morgan Freeman en los Premios Oscar 2025 

 La reciente muerte de Gene Hackman ha llevado a la Academia a dedicarle un espacio especial antes de su recuerdo anual a los fallecidos de cada año. Y el encargado ha sido Freeman, con quien trabajó en Sin perdón y Bajo sospecha. 

​La reciente muerte de Gene Hackman ha llevado a la Academia a dedicarle un espacio especial antes de su recuerdo anual a los fallecidos de cada año. Y el encargado ha sido Freeman, con quien trabajó en Sin perdón y Bajo sospecha. 

​La broma de Mick Jagger sobre su edad al presentar un Oscar 

 El líder de los Rolling Stones presentó el Oscar a Mejor Canción Original, pero antes de entregárselo a Camille por “El Mal”, de Emilia Pérez, el británico se permitió un par de chistes sobre Bob Dylan y la película sobre su figura, Un completo desconocido. 

​El líder de los Rolling Stones presentó el Oscar a Mejor Canción Original, pero antes de entregárselo a Camille por “El Mal”, de Emilia Pérez, el británico se permitió un par de chistes sobre Bob Dylan y la película sobre su figura, Un completo desconocido. 

​Timothée Chalamet y Kylie Jenner, una pareja de cita en los Premios Oscar 2025 

 Timothée Chalamet, nominado al Oscar a Mejor Actor por su papel en Un completo desconocido, ha acudido a la gala con una acompañante de excepción: Kylie Jenner. Ambos han acaparado los focos durante toda la noche. 

​Timothée Chalamet, nominado al Oscar a Mejor Actor por su papel en Un completo desconocido, ha acudido a la gala con una acompañante de excepción: Kylie Jenner. Ambos han acaparado los focos durante toda la noche. 

​Halle Berry y su ‘beso de la venganza’ a Adrien Brody en los Premios Oscar 2025 

 Berry se ha tomado la revancha besándole por sorpresa en la alfombra roja. Brody la besó (sin su consentimiento) cuando ganó el Oscar al mejor actor hace más de dos décadas. 

​Berry se ha tomado la revancha besándole por sorpresa en la alfombra roja. Brody la besó (sin su consentimiento) cuando ganó el Oscar al mejor actor hace más de dos décadas. 

​Karla Sofía Gascón en los Oscar: entrada discreta sin alfombra roja, beso a Selena Gomez, aplaudida por los asistentes y objeto de las bromas del presentador 

 La actriz española intentó mantener un perfil bajo en los premios de la Academia de Hollywood, pero no pudo evitar recabar la atención al principio de la ceremonia. 

​La actriz española intentó mantener un perfil bajo en los premios de la Academia de Hollywood, pero no pudo evitar recabar la atención al principio de la ceremonia. 

Mercadeo Equino en el Tribunal Supremo

El Consejo eligió en enero de este año 2025 a una veintena de magistrados del Tribunal Supremo. La gran mayoría de los agraciados pertenecían a algunas de las asociaciones judiciales que, según la prensa, están más próximas a los principales partidos políticos
The post Mercadeo Equino en el Tribunal Supremo first appeared on Hércules.  “El que parte y reparte se lleva la mejor parte”

Querido lector, seguro que te suena este refrán tan castizo. Con ser un producto de la sabiduría popular, posee un significado jurídico muy profundo, tanto es así que es digno de figurar en un tratado de derecho procesal. Y es que sintetiza, nada más y nada menos, que el principio de imparcialidad judicial. No hace falta ser experto en leyes para percatarse de que el juez debe ser ajeno al litigio que ha de resolver.

Un caso práctico nos ayudará a entenderlo mejor. Imaginemos que un ayuntamiento saca a concurso una plaza de arquitecto municipal y que dos vecinos se presentan a las oposiciones publicadas para cubrirla. Uno de ellos gana el puesto, mientras que el otro, que pierde, acude a los tribunales por creer que los trámites estaban amañados. ¿Qué diríamos si el magistrado que conozca del asunto fuese hermano de una de las partes? Muy sencillo, que todo es una farsa.

Bien, ya sabemos que es la “imparcialidad”; pero, ¿y la “parcialidad”? Según la Real Academia, parcial es aquel “que toma partido a favor o en contra de alguien o algo, independientemente de que ello sea justo”. Como vemos, es una exigencia que no se predica solo de los jueces, sino que representa un imperativo moral, una condición mínima de decencia. Por tanto, nos vincula a todos, incluso al Consejo General del Poder Judicial, el máximo órgano de gobierno de la judicatura española.

El Consejo eligió en enero de este año 2025 a una veintena de magistrados del Tribunal Supremo. La gran mayoría de los agraciados pertenecían a algunas de las asociaciones judiciales que, según la prensa, están más próximas a los principales partidos políticos: la “Asociación Profesional de la Magistratura” (conservadora, supuestamente vinculada al Partido Popular) o “Jueces para la Democracia” (progresista, supuestamente vinculada al Partido Socialista Obrero Español u a otras formaciones izquierdistas). Las otras, de perfil políticamente neutro (“Francisco de Vitoria” y “Foro Judicial Independiente”), han sido excluidas del reparto, pues, o no les ha tocado nada, o se han quedado con unas migajas. Y eso a pesar de que la asociación Francisco de Vitoria cuenta con muchos más miembros que Jueces para la Democracia. Otro tanto cabe decir de los no afiliados, que constituyen casi la mitad de la carrera.

¿Ha influido la ideología en los nombramientos?

Confiemos en que la respuesta sea negativa ya que, en otro caso, bajo una falaz apariencia de imparcialidad, asistiríamos a la farsa de un reparto de ganado con puñetas (horse trading). Por eso, para que tan sucia sospecha no empañe la limpieza del proceso selectivo, urge introducir una cláusula de incompatibilidad como la que propone la Plataforma Cívica por la Independencia Judicial:

“Los vocales tendrán la obligación de abstenerse cuando se trate de decidir sobre un nombramiento discrecional en el que participe como solicitante de la plaza un miembro de su asociación.”

PROPUESTA AL CGPJ: bases nombramientos discrecionales

Es una cautela normativa equivalente a la recusación y abstención consagrada en los procesos judiciales que garantiza lo que los italianos llaman terzietà (condición de tercero imparcial). Por cierto, a la vista del silencio de los interesados ante preguntas tan incómodas, recordemos otro término italiano que viene como anillo al dedo: omertà. ¿A qué no hace falta traducirlo?

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La filosofía de Ernst Jünger

Jünger rebasa la línea que separa la época del nihilismo de la siguiente y siembra sus propios pilares para comenzar a erigir un mundo nuevo a partir de una cosmovisión diferente
The post La filosofía de Ernst Jünger first appeared on Hércules.  El 9 de marzo de 1995 un hombre centenario explicó en el despacho de su casa lo siguiente a dos agradecidos visitantes: «Nací en 1895, el mismo año en que Wilhelm Röntgen descubre los rayos X. Dicho descubrimiento da nacimiento al siglo de la técnica. Por primera vez se puede mirar en el interior de la materia y observar aquello que el microscopio no permitía ver. Sin Röntgen no habríamos tenido el desarrollo de la investigación sobre el átomo, no se habría conseguido su escisión ni se habría podido pensar en la fisión atómica. Un pequeño gran gesto científico está, como pueden ver, en el origen de la modernidad de este siglo».

Ernst Jünger, autor de estas líneas, continuó con el trabajo iniciado por Oswald Spengler a la hora de radiografiar el impacto de la técnica en la nueva época, al reconocer en la IGM el primer conflicto mundial entre potencias industriales: «Lo que esta visión de la historia y su kulturpessimismus produjeron en nosotros no fue, sin embargo, una actitud crepuscular. Nosotros, los jóvenes, no nos podíamos permitir una décadence como la que a finales del siglo XIX se había permitido la generación francesa de Huysmans. La fatiga al anochecer es saludable, pero antes del mediodía es preocupante». De la cultura del pesimismo nació la sana esperanza en un renacer áureo.

La «transvaloración de los valores» todavía queda lejos; en su lugar, sólo es posible hablar, al menos por el momento, del «desvanecimiento de los valores», tomando a Friedrich Nietzsche y a Fiódor Dostoievski como punto de partida. Ese «desvanecimiento» (Schwund) acelera la destrucción de todo baluarte imaginable, que va desde lo psíquico a lo espiritual pasando por lo moral, pero también del propio nihilismo que nos atenaza en sus garras. Al final existe una esperanza en la promesa de que también el nihilismo pasará, como todo aquello que lo precedió, aunque en apariencia su final no esté a la vista.

Junto a Spengler, Ernst Niekisch influyó decisivamente en las ideas de Jünger, permitiendo al proletario enclavado en una dimensión estrictamente materialista volar hasta su novedoso papel sociocultural, recién adquirido: un Prometeo orientado hacia la metafísica. El interés en el mito o en la historia permitió a una nueva generación hallar un cierto optimismo teleológico del todo ajeno a la generación anterior, encallada en el simple decadentismo, gracias al empuje de una nueva figura: el trabajador. La masa requiere de estrictas normas, se rige en base al constitucionalismo que es el soporte de la democracia moderna… No así el trabajador, ese conjunto social compuesto por «grandes solitarios» en los que todavía es posible confiar.

Jünger da cuenta de un tiempo intermedio, de traspaso de poderes cósmicos, donde el relevo de los nuevos dioses por parte de los viejos puede dar paso, en el tránsito de la espera, a la aparición de los «titanes». Lo anterior se ha consumado, asume, sin que llegue su sustituto: «Quién no ha experimentado sobre sí el enorme poder de la Nada y no ha padecido su tentación, conoce bien poco nuestra época». Tanto en Sobre la línea (Über die Linie, 1950) como en Tratado del rebelde (Der Waldgang, 1951), el alemán trazará un análisis del nihilismo que generará la admiración del filósofo más importante de la época: Martin Heidegger.

Y también analizará los efectos de la época sobre lo humano en tres textos más que generarán la misma impresión, el mismo debate en confluencia y límite, con el propio pensamiento heideggeriano: La movilización total (Die totale Mobilmachung, 1930), El trabajador (Der Arbeiter, 1932) y Sobre el dolor (Blätter und Steine, 1934). Allí dará cuenta de, por ejemplo, la perversión del lenguaje; un tema que retomará en su más célebre novela, Eumeswil (1977): «La agresión contra el lenguaje nacido de los siglos y de la gramática, contra la escritura y el signo, forma parte de una simplificación que entró en la historia bajo el nombre de revolución cultural». El desborde de energía y el crecimiento técnico sin el sustento de las ideas como principal argamasa de técnica y nihilismo.

En Sobre los acantilados de mármol (Auf den Marmorklippen, 1939), se plantea una resistencia interior puramente individual: ante la fractura del mundo, queda el repliegue en uno mismo; sobre todo cuando el desarrollo de la técnica anticipa el despliegue de una forma política históricamente posterior a la nación, el Gobierno mundial: «La técnica, en tanto que fenómeno universal, cosmopolita, que lleva inexorablemente a la globalización, prepara el Estado mundial, y lo que es más, en cierta medida ya lo ha realizado. El Estado mundial es su correlato político».

Un brillante compañero histórico, distante pero en buena medida coincidente en no pocas consideraciones, y sobre todo en las relativas a la citada superación del pesimismo cultural, fue el Premio Nobel de Literatura Hermann Hesse, quien compartía la visión de Jünger sobre la necesidad de desplazar su visión histórica del hombre a la Tierra, de lo antropocéntrico a lo cíclico.

Si la técnica ha alienado al hombre, el retorno a los ciclos naturales de la Tierra supone un parapeto seguro frente el asedio de lo artificial, un adarve firme contra el signo de los tiempos. El «trabajador» forma parte de la Edad de Oro venidera donde el espíritu por fin ha tomado el lugar antaño reservado para la razón. Cuando la técnica y el nihilismo, por medio del trabajo y el vaciamiento, se han vuelto potencias totalizadoras a una escala planetaria, Jünger encuentra una salida a ellas en un vínculo trascendente de la persona singular soberana que aún puede trazar un camino particular e intransferible a través de una subjetividad que se desarrolla libremente: es la senda marcada para el «anarca».

Condenado a un exilio no solicitado, el hombre jüngeriano mira esperanzado a esa misma sociedad que lo ha forzado a devenir «anarca». En el necesario reencuentro con su propia soledad está la dichosa conciliación de lo humano con esa chispa de lo divino que porta en su interior; y en la esencia del hombre se halla también, escondida, la propia substancia de la Historia.

No hay refugio colectivista, a la manera del anarquista, en la conquista interior del «anarca». Lo que para Sócrates o Plotino es el daimon de la realidad intermedia, para Jünger lo es «el bosque» donde se custodia el espíritu. Puede que la naturaleza exterior tiemble y recule ante la potencia destructora del ser humano, pero la naturaleza interior del ser libre permanece intacta ante dichas embestidas del tiempo. El amor transmuta la materia de una forma que sólo ahora estamos empezando a comprender científicamente: «Eros conseguirá siempre la victoria final sobre las ficciones de los Titanes, ya que es el auténtico mensajero de los dioses».

Jünger vio en la reaparición de un cierto interés social por la metafísica, así como en la destrucción del paradigma científico newtoniano y copernicano, toda una sintomatología para certificar el fin del nihilismo, por la fuerza del amor. Mientras se cruza la línea, el individuo solamente puede emboscarse en la selva de la interioridad. En su libro En el muro del tiempo (An der Zeitmauer, 1959), Jünger rebasa la línea que separa la época del nihilismo de la siguiente y siembra sus propios pilares para comenzar a erigir un mundo nuevo a partir de una cosmovisión diferente; y, para ello, estudia la historia y la astrología, la naturaleza del tiempo y el cosmos, comienza a asomarse a una época posterior a la del nihilismo.

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​El recordatorio de Kieran Culkin a su esposa tras ganar el Oscar a Mejor Actor de Reparto 

 Robert Downey Jr. le entregó el premio. Y Culkin también agradeció al actor y director Jesse Eisenberg haber confiado en él para el papel. Pero reservó lo más personal de su discurso para su esposa, Jazz Charton. 

​Robert Downey Jr. le entregó el premio. Y Culkin también agradeció al actor y director Jesse Eisenberg haber confiado en él para el papel. Pero reservó lo más personal de su discurso para su esposa, Jazz Charton. 

¿Dios o Satán?

El caso es que, en palabras de mi siempre poco admirada para lo que se merece, Rebeca Argudo, esto se ha llenado de «expertísimos en geopolítica internacional pantuflera» que, habiéndose hecho en su vida a lo mucho algún Erasmus, y a lo mejor haber sido capaz de ver una serie de plataforma sin colapsar por verla con subtítulos, resulta que saben de geoestrategia
The post ¿Dios o Satán? first appeared on Hércules.  Creerán que me he puesto teológico, que ando con dudas de fe. O que soy de Carabanchel. Pero no. Lo que estoy es alucinado con lo que está pasando, especialmente en España estos días con el tema de Ucrania. En donde ya hay que tomar partido hasta para escribir Kiev o Kyiv (que, por cierto, es pelín impronunciable). Y la gente lo tiene todo tan clarinete, que me fascina que haya tanta peña que hable idiomas para estar tan absolutamente megainformados. Incluidos el ruso y el mandarín, por supuesto. El número de suscriptores españoles de Le Monde Diplomatique ha de ser espectacular, y en los quioscos fijo que se agota cada mes el Política Exterior. ¡Cómo ha cambiado todo! Cuando me egresé de politólogo hace eones, la gente me preguntaba si es que me iba a dedicar a ser político, y yo tenía que explicar que lo mío no significaba que hablara muchos idiomas o que tuviera que ver algo con los pies. Me dio luego por hacer un diploma internacional (cosa a la que llevó una serie de avatares vitales que prefiero obviarles para no aburrir), especializándome en Geopolítica en la horrible Lovaina la nueva. Y éramos dos y el de la guitarra los que hablaban del tema. Luego llegó un coronel a dar un pelotazo con un libro en principio de escaso público, pero ya se sabe que todo lo que toca Iker Jiménez y la tele es mano de santo para alcanzar cotas de visibilidad y fama, que da igual que fuese un invitado de Balbín o de Dragó, a uno de Belén Esteban o cualquier puticlista que se haya trasegado media liga de fútbol profesional. La tele es así.

El caso es que, en palabras de mi siempre poco admirada para lo que se merece, Rebeca Argudo, esto se ha llenado de «expertísimos en geopolítica internacional pantuflera» que, habiéndose hecho en su vida a lo mucho algún Erasmus, y a lo mejor haber sido capaz de ver una serie de plataforma sin colapsar por verla con subtítulos, resulta que saben de geoestrategia y de lo que se ponga por delante, con sólo estar en casita delante de la Corrala 2.0 de turno, y jaleando lo que digan los líderes de sus respectivos partidos políticos, de los que parece que se amamantan como becerretes incapaces de nutrirse por sí mismos. Hooligans de equipos de fútbol, pero dedicados a la política, y de los que serán por siempre jamás hagan sus estrellas lo que hagan. Incluso una entrada con los tacos a la altura de la cara del contrario. Da igual. Les faltan hacer cromos de Panini en las sedes de cada formación. ¡Mejor no demos ideas!

Tener que explicar a estas alturas lo que es la falacia de falso dilema, o que cuando uno no está de acuerdo con algo o alguien no necesariamente lleva implícito el que estés con la postura o persona radicalmente opuesta, parece tan de Barrio Sésamo, que da vergüenza. Pero no queda otra. Y ya sé que hay veces que lo bueno y lo malo se muestra tan aparentemente diáfano, que no queda más que posicionarse. Aunque no posicionarse también sería otra forma pasiva de hacerlo, y de que te pongan a parir desde las partes con las que no te sale de la chorra, o de lo que corresponda, ponerte de su lado. Si no ves nazis en Ucrania, es que entonces eres un nazi. Si no ves a Trump o a Zelenski como un […………………………] (rellene la línea de puntos con su adjetivación negativa o insulto preferido), es que estás a sueldo del otro. ¡Y bien pagado! Que aquí los servicios secretos están repartiendo como si no hubiera un mañana. Y no hay discusión ni debate posible. ¡Esto es una partida de Blood Bowl sin prisioneros! Qué maravilla tener las cosas tan claras. Yo cada año que paso tengo menos claro nada de nada. Eso sí, no pienso que me obliguen a elegir entre Dios o Satán. Que hasta para saber la historia de Lucifer hay que tener claro cómo fue. Y viendo la obra de Dios (i.e., el hombre) a veces es como para decirle un par de cosas sobre lo del libre albedrío y tal. Ustedes verán. Pero lo único que tengo claro en mi oscuridad es que no soy nada optimista con lo que se viene. ¡A ver si los pantufleros de turno son tan amables de arreglarlo! Se lo agradeceré en mi infinita y bendita ignorancia.

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