Al margen de tu identidad, de quien seas, busca a gente diferente a ti que sepa buscarte las cosquillas. Profundiza con personas a quienes respetas y empápate de sus argumentos
The post Rodéate de gente diferente first appeared on Hércules. Si eres un producto de los videos de Juan Ramón Rallo, lo mejor que te puede pasar es que alguien cercano a ti sea, como mínimo, ambidiestro. Y, a poder ser, zurdo del todo. ¿Quién no ha solucionado el mundo en el más caótico, diverso y divertido de los escenarios? Aquel en el que se mezcla la noche con la mañana, y la diversión con el caos. Cambiar el mundo desde ese prisma es saludable cuando eres joven, aunque también debe ser transitorio, por una cuestión de madurez y bienestar físico y mental.
La realidad, cuando juntas a dos amigos con ideologías opuestas, es que ni uno es tan vehemente, ni el otro tan poco sentimental. Lo que más disfrutan es escuchar al otro decir cosas que te harían querer lanzarlo por la ventana. Aunque, claro, el problema es que, si lo hicieras, cualquiera de los dos acabaría saltando detrás.
Si alguien te dice que no podría ser amigo de alguien diferente, o que nunca podría tener una pareja con una ideología distinta, probablemente esa persona terminará caminando en círculos, sin un destino claro. Si alguien cree que una ideología está por encima de una persona, es porque no ha profundizado lo suficiente en el respeto mutuo. En ese caso, tal vez sea de esa persona de quien deberías alejarte.
Rodearte de personas que no piensan como tú es un buen «deber ser». Tampoco quiero que esto se interprete como la necesidad de pasarse el día buscando conocer a gente diferente. A lo que quiero llegar es que no debería ser un filtro bajo ningún concepto. Si llegas a conocer bien a alguien, siempre encontrarás una justificación para sus pensamientos. Y, lejos de ser algo negativo, es el primer paso del entendimiento y del respeto mutuo.
Alguien no piensa diferente a ti porque sea un imbécil integral o porque tenga una maldad innata. Piensa diferente porque cree que puede alcanzar un objetivo de otra manera. La verdadera pregunta es: ¿Cuál es ese objetivo? Ahí es donde deberías establecer tus filtros y rodearte de personas verdaderamente interesantes.
La verdadera razón por la que la gente da cualquier cosa por sus amistades no es porque crean en una u otra forma común de hacer las cosas, sino porque su objetivo es el mismo: que todos vivamos de la manera más digna y humana posible. Está claro que mi forma de ver el mundo es muy diferente de la que pudiera haber tenido Julio Anguita, pero me niego a aceptar que nuestros objetivos sean realmente distintos.
Deberíamos reflexionar más a menudo sobre esta idea de que, aunque tengamos distintas formas de hacer las cosas, compartimos el mismo objetivo. Eso nos ahorraría muchos debates vacíos sobre moralidades cuestionadas o conclusiones falsas y simplistas.
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