Zekai Aksakallı asume control de OYAK entre polémicas

El exgeneral Zekai Aksakallı, vinculado al fallido golpe de 2016, lidera ahora OYAK, el influyente fondo militar de Turquía con inversiones globales
The post Zekai Aksakallı asume control de OYAK entre polémicas first appeared on Hércules.  El controvertido Zekai Aksakallı, excomandante de las Fuerzas Especiales de Turquía y protagonista central del fallido golpe de Estado de 2016, ha sido designado presidente del influyente fondo militar OYAK, una institución clave vinculada al Ministerio de Defensa turco. Este nombramiento ha despertado fuertes críticas y renovado el escrutinio sobre el papel de Aksakallı en eventos oscuros de la historia reciente del país.

OYAK (Ordu Yardımlaşma Kurumu) es una poderosa organización que gestiona inversiones estratégicas para las Fuerzas Armadas turcas. Con más de 130 empresas en 20 países incluidos Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia, y activos que superan los 30 mil millones de dólares, su dirección es de alto peso político y económico.

Un relevo inesperado en la cúpula

El cambio de mando se produjo semanas después de una asamblea general donde se nombró una nueva junta directiva. El general retirado Mehmet Taş anunció oficialmente la transferencia del cargo a Aksakallı el 1 de julio de 2025.

Este movimiento no solo refuerza su influencia política, sino que también pone en tela de juicio las motivaciones detrás de su rehabilitación institucional, dado su pasado vinculado a operaciones clandestinas y violaciones a los derechos humanos.

Un militar bajo acusaciones graves

Durante su carrera activa, Aksakallı enfrentó acusaciones por tortura, enriquecimiento ilícito, y por presunta colaboración con la agencia de inteligencia turca (MIT) en el envío de armas y fondos a grupos extremistas en Siria. Estas alegaciones, aunque nunca procesadas judicialmente, han sido detalladas en múltiples testimonios durante juicios por el golpe.

Uno de los episodios más controvertidos lo sitúa en el epicentro de la ejecución del general de brigada Semih Terzi, señalado por los golpistas para tomar el mando de las Fuerzas Especiales la noche del 15 de julio de 2016. Según el relato oficial, Aksakallı ordenó al sargento mayor Ömer Halisdemir que disparara a Terzi. Este último fue asesinado, y Halisdemir fue abatido posteriormente, convirtiéndose en símbolo del relato gubernamental.

No obstante, documentos posteriores revelaron que Aksakallı facilitó el traslado aéreo de Terzi hacia Ankara, pese a una orden nacional de restricción de vuelos. Para algunos analistas, este hecho sugiere una posible estrategia de emboscada más que una acción de defensa.

Sospechas sobre una ejecución encubierta

El general Terzi sobrevivió inicialmente al disparo y fue trasladado a un hospital. Varios testigos indicaron que se encontraba consciente y recuperándose, pero falleció poco después en circunstancias que aún despiertan sospechas. Su esposa, la doctora Nazire Terzi, fue arrestada tras investigar el caso y condenada a prisión por cargos relacionados con terrorismo, pese a que una sentencia inicial de 18 años fue reducida en apelación.

Además, informes forenses mostraron que los mensajes de texto atribuidos a Terzi sobre el golpe fueron introducidos en su teléfono tras su muerte, lo que levanta serias dudas sobre la manipulación de pruebas.

Testimonios que apuntan al MIT

En declaraciones judiciales, varios oficiales aseguraron que la relación entre Aksakallı y Terzi era tensa. Uno de ellos, el coronel Fırat Alakuş, testificó en 2019 que Terzi descubrió operaciones ilegales en Siria coordinadas entre Aksakallı y el MIT, con fondos provenientes de Qatar para financiar a grupos radicales.

Según Alakuş, Terzi tenía conocimiento del desvío de estos recursos y del contrabando de petróleo procedente de zonas bajo control del Estado Islámico. Su oposición a estas actividades, habría precipitado su eliminación.

Otro testigo, el sargento Derviş Taş, afirmó que Aksakallı ordenó disparar sin provocación contra soldados del gobierno sirio en la frontera, lo que refuerza la imagen de un comandante operando fuera de la legalidad y bajo intereses personales o políticos.

La sombra del MIT y el papel de Erdogan

La noche previa al golpe, Aksakallı se habría reunido en secreto con el entonces jefe del MIT, Hakan Fidan, hoy ministro de Relaciones Exteriores. Esta reunión, celebrada tras una ceremonia militar, alimenta las sospechas sobre una supuesta coordinación entre sectores del gobierno y la inteligencia.

De los 8.651 militares que participaron, solo un pequeño porcentaje pertenecía a cuadros de alto rango, lo que para muchos analistas no se ajusta a un golpe militar planificado. Esta hipótesis se ve reforzada por el hecho de que gran parte de los implicados fueron conscriptos y cadetes, sin mando real sobre unidades operativas.

Un liderazgo bajo escrutinio

Durante el golpe, Aksakallı se refugió en su domicilio y, según declaraciones del general İsmail Metin Temel, se negó a reincorporarse a su unidad alegando que debía calmar a su esposa. Horas más tarde, cuando el golpe ya había fracasado, apareció en el cuartel de las Fuerzas Especiales, donde fue filmado golpeando a soldados esposados, generando críticas de organizaciones humanitarias.

Aunque posteriormente declaró haber coordinado con altos cargos del gobierno la respuesta al levantamiento, su comportamiento en esas horas cruciales ha sido interpretado como evasivo y contradictorio.

Caída y resurgimiento

Tras la campaña militar Escudo del Éufrates en el norte de Siria, que lideró entre 2016 y 2017, Aksakallı fue duramente criticado por su gestión. Perdió el control de las operaciones y fue relegado por decisión del propio Erdogan.

Un año más tarde, fue removido de su cargo al frente de las Fuerzas Especiales y enviado al Comando del 2º Cuerpo, donde terminó retirándose en 2020 bajo el argumento administrativo de “falta de vacantes”. Esta salida fue interpretada como una maniobra de castigo interno.

A pesar de su protagonismo en los juicios posteriores al golpe, nunca fue citado a declarar públicamente. Su único testimonio se realizó en privado, sin presencia de los acusados, y en él lanzó veladas críticas al entonces jefe del Estado Mayor, Hulusi Akar, por no aplicar los protocolos habituales que podrían haber evitado la asonada.

OYAK: una institución estratégica

El nombramiento de Aksakallı al frente de OYAK es considerado por algunos como una rehabilitación política, mientras que otros lo ven como una jugada de poder del actual ministro de Defensa, Yaşar Güler, en su aparente pulso con Akar, quien busca volver al gabinete.

Dada la magnitud de OYAK, con participaciones en sectores como automoción, cemento, energía, agricultura y finanzas, y con filiales clave como Erdemir, OYAK Renault y Akdeniz Chemson, el puesto que ahora ocupa Aksakallı no es simbólico. También gestiona intereses relevantes en la industria de defensa, siendo un engranaje fundamental para el desarrollo tecnológico y estratégico del país.

Con cerca de 470.000 miembros, OYAK sigue siendo una columna vertebral financiera del aparato militar turco y una herramienta clave en la proyección económica de Turquía a nivel internacional.

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