Las incidencias en los servicios de Renfe han afectado a miles de usuarios de toda la península, lo cual ha aumentado exponencialmente las reclamaciones
The post El caos ferroviario de Renfe en lo que llevamos de año first appeared on Hércules. Una avería en un tren AVE Madrid-Sevilla ha vuelto a poner en entredicho la fiabilidad de Renfe en una jornada crítica. La incidencia se produjo este domingo 11 de mayo a las 12:00 horas, cuando un tren quedó detenido entre La Sagra y Mora (Toledo), provocando un efecto dominó que afectó a otros siete trenes de Alta Velocidad y Larga Distancia que circulaban entre Madrid y diferentes destinos andaluces. El colapso ferroviario afectó a miles de pasajeros, justo en plena operación retorno del puente.
El tren más perjudicado, un AVE con salida de Madrid al mediodía y llegada prevista a Sevilla Santa Justa a las 14:44, alcanzó su destino con más de 153 minutos de retraso. Otros servicios afectados incluyeron destinos como Cádiz, Málaga, Granada, Puertollano y trayectos en dirección inversa. La estación de Santa Justa quedó abarrotada durante toda la tarde, con quejas y protestas por la falta de información y soluciones eficaces.
Fuentes de la compañía pública indicaron que la incidencia ya ha sido solucionada, y que “la normalidad se irá recuperando progresivamente”. Añaden que los trenes más cercanos al punto de la avería fueron los más afectados, mientras que el resto acumuló demoras de entre 15 y 20 minutos.
Sin embargo, las críticas no tardaron en llegar. El portavoz del PP en el Parlamento andaluz, Toni Martín, culpó directamente al ministro de Transportes, Óscar Puente, escribiendo en la red social X: “A ver a quién le echas la culpa hoy, @oscar_puente_. No es sabotaje, es incompetencia: la tuya, la de Sánchez y la de Montero, que no se atreve ni a pisar la calle en Andalucía de la que le puede liar la gente”.
Un febrero negro para los Cercanías
Lo ocurrido este domingo no es un hecho aislado. Febrero de 2025 fue un mes caótico para los Cercanías en Sevilla, con más de 130 incidencias registradas en las cinco líneas del núcleo metropolitano. Los retrasos de hasta 40 minutos fueron la constante diaria, especialmente durante las horas punta: entre las 6:00 y las 9:00 y de 17:00 a 20:00.
La línea C-5, que conecta el Aljarafe con Dos Hermanas, fue la más castigada, con 58 incidencias, un 42,3% del total. La situación se agrava porque esta línea opera en vía única en la mitad de su trazado, lo que impide recuperar el tiempo perdido ante cualquier contratiempo. La línea C-1, que recorre Utrera, Lebrija, Lora del Río y otras localidades, sufrió 34 incidencias (24,8%).
El origen de los problemas es múltiple: infraestructura insuficiente, falta de vía doble, trenes obsoletos, escasez de maquinistas, averías técnicas, cruces con otras líneas e incluso actos vandálicos. El 75% de las incidencias, sin embargo, no tienen una causa especificada por Renfe, lo que aumenta la frustración de los usuarios. A menudo, los viajeros quedan varados sin información ni alternativas claras.
La tensión acumulada en el sistema ferroviario se ha hecho visible con mayor crudeza en los meses posteriores, en un contexto de creciente presión sobre la red por el aumento exponencial de la demanda. Los episodios más sonados, como el apagón del 28 de abril,que dejó fuera de servicio gran parte de la red de alta velocidad y afectó a cerca de 50.000 personas, o el robo de cable en la línea Madrid-Sevilla durante el puente de mayo, han puesto de relieve la fragilidad de una infraestructura que no ha sido actualizada al ritmo del incremento de tráfico.
Estas situaciones han dejado de ser episodios aislados para conformar un patrón que cuestiona seriamente la capacidad del sistema ferroviario de absorber un crecimiento sostenido. La liberalización del sector, con la entrada de operadores como Ouigo e Iryo, ha impulsado la competencia y abaratado los billetes, pero también ha intensificado la presión sobre una infraestructura compartida que no siempre responde con la fiabilidad esperada. En febrero ya se debatía internamente sobre estos cuellos de botella, especialmente en grandes nodos como Chamartín o Atocha, donde la demanda ha superado las previsiones más optimistas.
El mes también estuvo marcado por un aumento de las reclamaciones ante Renfe y otras operadoras, y por el inicio de conversaciones entre los sindicatos ferroviarios y la administración, que desembocarían en la convocatoria de huelgas a partir de marzo. La inquietud entre los trabajadores del sector no se limitaba al plano laboral: muchos alertaban de riesgos operativos y de la necesidad urgente de reforzar el mantenimiento y la inversión, en especial en corredores históricos que han sido parcheados más que renovados.
Impacto en la vida de los usuarios
Las consecuencias no son meramente logísticas. Los retrasos han generado pérdida de citas médicas, conexiones y clases. Para los trabajadores y estudiantes que dependen del Cercanías, cada día supone una lotería. El estrés, la incertidumbre y la frustración se han convertido en compañeros de viaje habituales. A ello se suma el coste económico de tener que buscar soluciones de transporte alternativas y el impacto sobre la productividad laboral y académica.
Renfe ha defendido que las incidencias son “puntuales” en el contexto de las 163 circulaciones diarias en Sevilla, pero la percepción ciudadana es otra. El canal de WhatsApp lanzado para informar sobre incidencias cuenta con casi 3.700 usuarios, muchos de los cuales relatan día tras día el deterioro del servicio.
Desde Adif se señala que duplicar la vía en la línea C-5 es una medida imprescindible para mejorar la puntualidad, pero esta inversión depende del Ministerio de Transportes, que aún no ha dado el paso. Mientras tanto, los andaluces siguen acumulando retrasos en un sistema ferroviario que cada vez inspira menos confianza.
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